miércoles, 1 de septiembre de 2010

Día del Niño en Lebu

(Comparte el Párroco y luego testimonios de quienes participaron en los eventos)
El día del niño fue celebrado con mucho cariño por nuestra comunidad parroquial, cada uno a su medida. Se formaron tres grandes grupos, de tareas independientes, pero que unidos al Señor de la vida pudieron realizar el milagro del pan compartido y multiplicado. Fueron a distintos lugares pero llevando el mismo mensaje de amor y paz de Jesús el Señor que recibía con cariño a los niños. Los acólitos y sus papás se fueron a Trovolhue a las 7:30 horas de la mañana, y esto es digno de ser destacado, estamos ante un grupo de niños, sí niños, que se tomaron en serio la invitación del Señor y entusiasmaron a sus papás y partieron a compartir con otros niños que no han tenido tanta buena suerte en estos últimos meses. En cada niño acólito ya florece la semilla del Reino de Dios, pequeños profetas que anuncian el amor de Dios con hechos. También estoy gratamente sorprendido por el grado de compromiso que tuvieron en la Pastora Juvenil y acompañados de algunos niños con sus padres, y algunos adultos de corazón grande, que llegaron hasta Lebu. Ellos salieron a las 5:00 de la madrugada llenos de alegría ¿Quién dijo que los jóvenes son el futuro? ¡No, los jóvenes son el presente! El otro grupo salió a las 6:00 de la mañana, cargados de entusiasmo por llegar a los niños, a quienes dedicaría todo un día de sus vidas. Y es que quien se siente mirado por Jesús, no queda ileso, tiene la imperiosa necesidad de compartirlo a todo el mundo.- Al celebrar el día del niño en lugares de pobreza y dolor, considero que se realizó una tarea misionera, experiencia totalmente nueva y desafiante, pero fue cumplida muy bien para gloria de Dios. Además pude ver que hay cristianos que vienen a misa y no pueden participar, pero que colaboran de corazón, acorde a su capacidad. Cómo no valorar al que trajo una bolsa de caramelos o al que nos canceló un bus, también al que rezaba por los voluntarios y su trabajo, al que se dio la tarea de avisarle a otros, al que ayudó a hacer los paquetes, al que adornó los regalos, al que trajo juguetes, en fin, son muchos los que colaboraron y lo hicieron de corazón. A todos y cada uno de ellos les bendiga Dios, con su infinita misericordia les colme de paz y alegría. P.David Quilodrán,cmf

Algunas impresiones de quienes participaron (quieren quedar en anónimo)
* Estoy muy contento porque vi cómo la comunidad parroquial se unió para preparar este servicio a los niños de una zona muy golpeada por la pobreza y el terremoto. Además, los que fuimos a trabajar, que eramos de diversas edades, niños, papás y jóvenes, todos con un mismo entusiasmo, con el corazón lleno de alegría, pudimos realizar el trabajo porque teníamos clarísimo que estábamos haciendo el Reino de Dios. Desde el más chico al mayor, todos muy entregados y solícitos a realizar cuanta tarea se debía hacer. Es cierto que la gran cantidad de niños para atender nos asustaba un poco, porque nos podría sobrepasar la tarea, pero no fue así, asumimos con tal responsabilidad que pudimos superar las dificultades de una actividad tan masiva.
* La fiesta tuvo como gran invitada a la alegría y la cordialidad. Ver tantos rostros llenos de alegría, esperando que les diéramos un abrazo, que jugáramos con ellos… Me emociono al recordar esas caritas de niños llenos de esperanza…
* La tarea era enorme, me asusté un poco, pero pude ver que nuestra pastoral juvenil no sólo tiene buena voluntad, también es capaz de hacer grandes cosas. Cada uno dio lo mejor de sí mismo y nos unimos más como hermanos en comunidad cristiana.
* Me sorprendió ver cómo los jóvenes están realmente comprometidos con el Señor y se la juegan por él: molestaron por todos lados para conseguir lo necesario y todo resultó porque se dieron tiempo de oración preparatoria y con esperanza y trabajo, nos involucraron a todos, por eso me sumé a trabajar.
* Jugar, cantar, saltar, era una cosa de no parar, los niños no se cansaban nunca, era tal la alegría que todo resultaba hermoso, todo lo que se proponía se hacía y todos entretenidos. Al final del día quedamos extenuados pero con el corazón pleno, satisfecho de alegría.
* El trabajo que hicimos, fue excelente, y además de servir al Señor, nos unió mucho como comunidad. Nos sentimos muy contentos por la labor realizada y también de nuestra propia labor, de nuestra propia entrega y compromiso con Jesús.
* El trabajo social es difícil, pero hecho con cariño y guiados por el Señor, todo es posible.
* Me sentí muy contenta porque mis papás me acompañaron. Además todos los papás que fueron se integraron muy bien y estaban felices de poder servir. También me dio gusto ver como las personas de la parroquia nos preguntaban qué nos faltaba para cooperarnos y nos decían que iban a rezar para que ese día no lloviera ni hubiera temblores, porque justo esa semana preparatoria se remeció la tierra muy fuerte y muchas veces que ya me estaba dando sustito ir…

No hay comentarios.: