Hoy, sábado 4 de
junio, hemos celebrado la fiesta del Inmaculado Corazón de María que sigue a la
del Sagrado Corazón de Jesús. La Eucaristía fue presidida por el padre Gustavo
Verdugo y concelebrada por los presbíteros Chijan Thomas y Teodoro Arranz y
nuestro diácono Sergio Hidalgo. Luego hubo un momento en que se compartió en franca
camaradería con la comunidad asistente.
La primera vez que se menciona en el Evangelio
el Corazón de María es para expresar toda la riqueza de esa vida interior de la
Virgen: “María conservaba estas cosas en su corazón”.
El corazón de María conservaba como un tesoro el anuncio del Ángel
sobre su Maternidad divina; guardó para siempre todas las cosas que tuvieron lugar
en la noche de Belén, o la adoración de los pastores ante el pesebre, y la
presencia, un poco más tarde, de los Magos con sus dones,… y la profecía del
anciano Simeón, y las preocupaciones del viaje a Egipto.
Más tarde, el corazón de María sufrió por la pérdida de Jesús en
Jerusalén a los doce años de edad, según lo relata San Lucas en el evangelio.
Pero María conservaba todas estas cosas en el corazón….
Jamás
olvidaría los acontecimientos que rodearon a la muerte de su Hijo en la Cruz,
ni las palabras que le oyó decir: “Mujer, he ahí a tu hijo”. Y al mirar a Juan
ella nos vio a todos nosotros. Vio a todos los hombres. Desde aquel momento nos
amó con su Corazón de madre, con el mismo Corazón que amó a Jesús.