ORACIÓN INICIAL
San Sebastián, mártir
de la fe, porque Jesús vivía en tu corazón no tuviste miedo de morir. Tu sangre
fue semilla de nuevos cristianos; y ahora, junto a Jesucristo resucitado, vives
en la casa del Padre de los Cielos donde ruegas ante Dios por las necesidades
de los que acuden a ti con confianza y gratitud.
Desde este
santuario del Corazón de María proteges y bendices a las comunidades campesinas
y a los que trabajan en el mar, pueblos y ciudades.
Mártir de Cristo,
ruega por nuestra fe: para que vivamos como verdaderos hijos de Dios ya que
fuimos bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; para
que bajo la protección de María, formemos en la Iglesia una gran familia, donde
exista el respeto, la mutua ayuda y el amor. Que en nuestros hogares haya paz y
alegría, que gocemos de la salud y la concordia; que en el trabajo sepamos
construir, con justicia y unidad, una patria libre y próspera para todos los
chilenos.
San Sebastián, Mártir
de Cristo, danos fuerza y esperanza para transformar, con el Evangelio, nuestra
vida diaria en el Reino de Dios. Amén.
ORACIÓN FINAL
Señor, Dios omnipotente
y misericordioso, que concediste al glorioso mártir san Sebastián tanta fe y
caridad, que dio su vida por tu amor, concédenos la gracia de confesar con
valor nuestra fe católica, de observar tus mandamientos y los de nuestra santa
Madre Iglesia.
Concédenos
también, la gracia de apartarnos del pecado y, procurando siempre el bien de
los demás, podamos alcanzar la eterna salvación. Que nos acordemos que de nada
nos vale ganar todo el mundo si perdiéramos nuestra alma.
Te lo pedimos,
Padre Dios, por los méritos de tu Hijo Jesucristo y por la intercesión de
nuestro protector san Sebastián. Amén.